Representan sentimientos malos que se van acumulando en el corazón, que tarde o temprano se manifestarán como un volcán que erupciona.
El enemigo se encarga de accionar esa erupción, él sabe quienes no oran bien y quienes acumulan los malos sentimientos.
Se da también cuando una persona recibe una palabra de amonestación o exhortación de parte de Dios, pero no recibe bien, lo toma como algo personal, sin entender que Dios le está enviando. De esa manera mira con desagrado al atalaya, y si no ora por el mensaje, si no pide convicción mirará al hombre y no a Dios, y también manifestará la ira en algún momento.
Hay malos sentimientos malos acumulados desde mucho tiempo que no son entregados en oración.
Ojo: No olvidar que el mínimo enojo se debe entregar en oración, porque automáticamente cuando no se entrega, el enemigo comienza a actuar, al instante.
• Proverbio 10:18 El que encubre el odio es de labios mentirosos; y el que propaga calumnia es necio.
• Eclesiastés 7:9 No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los necios.
• Efesios 4:31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.
• Hebreos 12:15 Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados