Representa el río de Dios, la presencia de su Espíritu que fluye en medio de la alabanza y la oración. Siempre ese río fluye entre las personas que con corazón sincero buscan al Señor en la alabanza.
Aunque la congregación no esté alineada, ese río del Espíritu fluirá entre esas personas que se preparan en santidad para encontrase con el Señor.
- Apocalipsis 22:1 Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero.