
El mensaje está relacionado al “yo” personal.
Todos deben poner un límite al “yo”, hay que ser capaces de frenar los deseos carnales y limitarlos a la voluntad del espíritu.
Hay límites que no deben ser traspasados, y conforme a cada tipo de deseo, cada tipo de debilidad, el creyente debe saber hasta donde puede llegar y donde tiene que parar, ¡no pasar el límite!, respetar su propia regla.
Hay cosas que uno puede hacer y no le serán de ningún tropiezo, pero esas cosas sí podrían ser de tropiezo para otras, porque todas las personas son diferentes y sus debilidades también. Por eso la necesidad de escudriñarse para conocerse bien y saber hasta donde uno puede llegar y guardarse para no pasar los límites.
• Romanos 8:5-8 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.