
La amargura es un mal del alma que afecta cualquiera, incluso a líderes y pastores.
Muchas personas sufren por rencores, odios, falta de perdón, pequeñas espinas que lastiman al corazón y permite que la amargura crezca en el interior como una planta venenosa. Es un hecho que varios del pueblo de Dios se pierden por la falta de perdón.
Es demasiado delicado el tema en cuestión, porque Dios advierte en qué momento Él no perdona:
• Marcos 11:26 Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.
Es necesario y urgente que cada día el creyente se examine con ayuda del Espíritu, para identificar alguna raíz de amargura, mientras esto no se trate varios malos sentimientos serán manifestados, hasta el carácter de la persona herida cambia, se vuelve más agresiva, sensible, siempre está a la defensiva, su lengua constantemente manifiesta la amargura del corazón.
Muchos dejan pasar ciertos momentos desagradables con otras personas, roces, malos entendidos, ofensas, etc. pero no lo llevan en oración, minimizando lo sucedido. Y como lo tratan como se debe, perdonando o pidiendo al Señor que les quite el mal sentimiento, pidiendo sanidad, eso permite que las raíces de amarguras empiecen a crecer como pequeños tallos se expandirán hasta que cubrir completamente al corazón.
¡Cuidado!, no permitir que la amargura crezca, hay que tomarse el tiempo necesario en oración para tratar este mal, y aprender a entregar todo, absolutamente todo lo que pueda afectar al corazón.
La amargura puede desencadenar mucha maldad en el corazón que afectará al entorno inmediato causando heridas a otros, y es así como muchos cristianos se pierden. Heridos e hiriendo a los demás.
• Hebreos 12:15 Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados (…)
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