Debemos cerrar las “puertas al pecado”.
Un hueco pequeño, basta para que el enemigo aproveche la oportunidad para entrar a nuestras vidas y nos tiente, para así llevarnos a caer en tentación.
Cuidar lo que uno ve, quién habla, incluso limpiarse de los pensamientos malos.
- Santiago 4:7 resistid al diablo, y huirá de vosotros.
- Efesios 4:27 ni deis lugar al diablo.