
“Piedras negras -que en realidad son piedras preciosas-. Eran introducidas de una vez a un horno de fuego”.
Cada cristiano representa esas piedras negras, y estarán en el horno de fuego (pruebas y tribulaciones) hasta que las asperezas salgan.
Porque tú nos probaste, oh Dios;
Nos ensayaste como se afina la plata.
Nos metiste en la red;
Pusiste sobre nuestros lomos pesada carga.
Hiciste cabalgar hombres sobre nuestra cabeza;
Pasamos por el fuego y por el agua,
Y nos sacaste a abundancia.