Esto se da muchísimo en congregaciones cristianas, algunas personas son capaces de ver todos los defectos de otras, sea en la apariencia, vestir o cuestiones del carácter y, en lugar de ayudar con sabia mansedumbre al afectado, hablan a sus espaldas para acusarlas; las tratan con menosprecio; las apuntan con su error haciendo sentir mal al afectado o bien las ignoran o evitan.
Esto ocasiona gran daño a una congregación, porque semillas de chismes, murmuraciones y falsos argumentos llenan las mentes de los congregantes.
Una persona con esta característica debe tratar en oración puntualmente esta área, y esforzarse por cambiar.
• Santiago 4:11 Hermanos, no hablen mal los unos de los otros. El que habla mal del hermano y lo juzga, habla mal de la ley y juzga a la ley. Y si tú juzgas a la ley, te eriges en juez de la ley, y no en alguien que debe cumplirla.
• Mateo 22:39 Y el segundo es semejante al primero: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”