
Es necesario que quienes portan el evangelio sean sabios para llevar las Buenas Nuevas, de ninguna manera "predicar" atacando.
Cuando Jesucristo predicaba por las calles "enseñaba" las escrituras con toda sabiduría, sabía qué lenguaje utilizar con el pueblo, y con los religiosos de la época. A unos les enseñaba como un maestro a sus alumnos, a los fariseos los reprendía con dureza, pues ellos conocían las escrituras y debían estar enseñando sobre el Mesías, pero lo perseguían.
- 2da. de Timoteo 2: 14 Recuérdales esto, exhortándoles delante del Señor a que no contiendan sobre palabras, lo cual para nada aprovecha, sino que es para perdición de los oyentes.
De igual forma veamos el ejemplo de Pablo en Atenas, cuando vió que la ciudad estaba entregada a la idolatría, no comenzó a quemar sus ídolos, ni a derribarlos, ni tampoco a gritarles que eran idólatras, mas bien, lleno de la sabiduría de Dios predicó utilizando el mismo lenguaje de los griegos, incluso evocando al "dios desconocido", de tal forma que el mensaje de Jesús pueda llegar a este pueblo.
La sabiduría de arriba es impartida por medio del Espíritu a quienes piden con fe. ¡Hay que predicar, pero con sabiduría y con amor!. Muchos ponen tropiezo a inconversos, en lugar de ganarlos para Cristo.
- 1Corintios 9:20-21 Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley.