
“Ya no sean niños fluctuantes”
Es un llamado del Señor a la madurez en la fe.
La inmadurez espiritual caracteriza a creyentes que tienen una vida inconstante de fe, falta de compromiso con Dios, con la oración, con la congregación.
Muchos oran solo lo básico, otros no oran todos los días, (peor están los que no oran), fluctúan en todo lo relacioado a Dios, no hay compromiso real con las cosas de arriba.
El plan de Dios es que todos crezcan en todas las áreas, del conocimiento, de la fe, de la constancia.. pero si no hay esfuerzo ni interés, tampoco habrá crecimiento, no habrá madurez.
- Efesios 4:14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error
- Santiago 1:8 El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.