
El apetito no puede dominar al creyente, todos deben ser capaces de someter las ganas de comer a horarios y porciones adecuadas. Debido a la falta de dominio propio se forma el desorden alimenticio que acaba en malos hábitos y ataduras. Esto sucede no solo con las personas “gordas”, puede pasar con cualquiera.
También es una realidad que hasta los niños están cayendo en la idolatría a la comida debido a la falta de educación. Muchos padres son permisivos, y al no poner reglas ni límites a sus hijos, estos crecen con malísimos hábitos en la comida. ¡Hoy se conoen casos de niños que tienen diabetes!.
El concepto personal de "comer" debe ser reenfocado, una buena alimentación, no equivale a comer todo lo que se plazca a la hora que se quiera.
Dios manda a su pueblo a cuidar el templo del Espíritu Santo.
• 1Corintios 6:12-13 Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna. Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios.
• Proverbio 23:2 Y pon cuchillo a tu garganta, si tienes gran apetito.