“Había una gran lámpara en la sala de oración, que se prendía y se apagaba”
El clamor y las oraciones de corazón hacen que se enciendan como un fuego avivado las peticiones. Pero lo que apaga la oración son las distracciones y desenfoques.
Debemos clamar con llanto, clamor, y los que hablan en lenguas usarlas.
- Hebreos 5:7 Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente.