
Las hormigas aparecen cuando son atraídas por algo que les sirva de alimento. De la misma forma hay espíritus inmundos que se sienten atraídos a ciertos hábitos o costumbres pecaminosas del cristiano, hasta los más mínimos.
Hay diferentes formas de puertas, ventanas, y huecos de pecado en el corazón, de acuerdo a la magnitud de la trasgresión. Hay “cositas” que se hacen y dejan “algo dulce”, (al igual que trabajan las hormigas al toparse con el azúcar). acciones que llama la atención a estos espíritus, entonces comienzan a trabajar.
Cuando ya están operando, se encargan de inducir, influenciar, y seducir a la persona continuar haciendo lo indebido, y así agrandan el orificio (al principio era solo una fisura luego se vuelva un hueco, y así), porque la persona no trató el error, no se arrepintió, no lo confesó. Entonces continuarán operando y permanecerán allí; con el tiempo se harán más fuertes, y atarán al creyente al hábito, tanto que con el tiempo será difícil de cerrar esa puerta de pecado.
Aquí entran cosas que uno desea, curiosea, indaga, mira, codicia, anhela… entonces opera el enemigo. Hay que negarse a todo lo que pueda contaminar la mente y el corazón.
- Efesios 4:27 ni deis lugar al diablo.