
Debido a la falta de dominio propio, varios cristianos no educan su cuerpo, al contrario lo satisfacen en todos sus apetitos.
Este tipo de personas siempre tendrán problemas para ayunar, les costará demasiado, porque están habituadas a comer de más, y no precisamente lo que el cuerpo necesita.
Consumen comidas que no alimentan; ¡ojo! No exagerar con la comida chatarra, debe abundar la comida que dará provecho al cuerpo.
Dios nos manda a cuidar el templo del Espíritu. Otro mal hábito que varios tienen es adoptar una vida sedentaria, la cual tiene que ser revertida como parte del cuidado del cuerpo físico.
- Proverbio 23:2 Si tienes un gran apetito, ¡pon el cuchillo a tu garganta!