
Hay creyentes que son conmovidos aún ante pequeñas situaciones difíciles, esto se debe a la inconstancia, por ende fácilmente les lleva la corriente.
Cuando vienen las pruebas, no se esfuerzan por perseverar, al contrario la fe se deshace, se vuelve volátil y se dejan llevar por la situación.
Cuando la duda, la impaciencia, la incredulidad gobiernan, la fe se vuelve como agua, se derrama, hasta perderse. Es así como muchos retroceden e incluso se alejan del Camino.
La fe del cristiano debe permanecer firme ante cualquier situación. Siempre sus ojos tienen que estar puestos en el Autor de fe, en la Palabra y sus promesas, confiado de que Él tiene control de todo, y con paciencia esperar en el obrar del Señor.
• 2Pedro 3:17 Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza.
• Santiago 1:8 pues quienes titubean son inconstantes en todo lo que hacen.