En cada reunión de oración Dios obra conforme al clamor de su pueblo, Él los usa para hacer su voluntad en cada ciudad, en cada país, pero, para que la oración no tenga impedimentos, es necesario que los creyentes en clamor estén libres de todo tipo de ataduras e inmundicias, que se hayan limpiado de todo pecado y entregado toda carga.
La enredadera reprensenta esos obstáculos durante la reunión de intercesión en las iglesias, las ataduras mecionadas, al no ser entregadas están allí y en las mentes prevalece un gran enrededo de pensamientos y sentimientos, esto hace que el creyente ore de labios para afuera y así es imposible que el pueblo de Dios esté unánime, en un solo esíritu.
Esa enredadera debe ser quitada, debe entregarse en oración todo peso de preocupaciones, afanes, ansiedad, rencillas, pecados y sentimientos que puedan crear ostáculos a la comunión con Dios y con los hermanos.
- Filipenses 4:6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
- Lucas 12:22 Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis.