
La ira.
Como el cuadro en cuestión, todos los creyentes tienen esa mecha, y en algunos el enemigo las enciende, con influencias a directas o por medio de terceros, hasta que se manifieste.
Proverbio 29:8 Los hombres escarnecedores ponen la ciudad en llamas; mas los sabios apartan la ira.
En muchos casos, en especial con los recién convertidos, Dios los cubre para que el enemigo no encienda esa mecha. Pero solo hasta un momento, hasta que la persona comience a tratar con esa área persoanal y así pueda superar y vencer las reacciones de ira.
Santiago 1:20 porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.
La cruz, la negación, la paciencia y la resistencia son imprescindibles.
La ira es un pecado, está ligado al carácter, y tiene que ser tratado como se debe. No justificar con la personalidad, sino someterlo al carácter de Cristo.
Salmo 37:8-9
Deja la ira, y desecha el enojo;
No te excites en manera alguna a hacer lo malo.
Porque los malignos serán destruidos,
Pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra.