
“Yo debo estar siempre en el primer lugar”. A pesar de lo importante que pueda ser el motivo o circunstancia que esté pasando una persona.
Muchas personas dejan de lado a Dios por puras vanidades. Algunos demoran para orar, porque están atentos a sus celulares, otros cortan la oración para hablar por teléfono.
Algunos dejan de lado las convocatorias que hace el Señor para cumplir con asuntos que no son de extrema urgencia o imprescindibles.
Otra forma de no darle a Dios el primer lugar es hacer planes sin pedir su dirección.
Incluso hay congregaciones que cambian sus días de reuniones u horarios cuando coinciden con partidos de fútbol, a tal punto de levantar pantallas en medio de los altares para nadie se pierda del partido. ¿Creen que esto agrada a Dios?, es abominable, es idolatría.
- Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.