Son espíritus que traen debilidad, son solo huesos, y su propósito es hacer que un cristiano se vuelva débil en la fe.
Comienza creando desinterés a la oración, la lectura de la Palabra, también se encarga que la persona se distraiga de las cosas de Dios a través de diferentes tipos de vanidades, de esta forma el creyente de a poco se debilita.
Luego sigue viene la pereza, la religiosidad y la apatía, es así como se estanca la fe, hasta dejar de avanzar en el camino, y de a poco va muriendo espiritualmente.
No hay que dar lugar al enemigo, el creyente debe ser esforzado en el compromiso que tiene con Dios.
• Josué 1:9 Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.
• Efesios 5:14 Por lo cual dice:
Despiértate, tú que duermes,
Y levántate de los muertos,
Y te alumbrará Cristo.