Así como el florecimiento de las plantas en el jardín agradan a quienes lo cuidan, así también es muy algo bueno a los ojos del Señor ver el crecimiento espiritual de sus corderos, esto se manifiesta cuando comienzan a ser diligentes en las reuniones, demostrando interés y compromiso, dejando de lado planes personales para cumplir con las cosas de Dios.
Los frutos de cambio deben ser vistos y agradan al Señor.
- Filipenses 1:11 llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.