
Los cristianos que están mal en espiritualmente pueden “contagiar” a otros su estado, al igual que un virus pasa de una persona a otra.
En este estado el creyente habla sin fe, transmite incredulidad, dice cosas contra la Palabra, se permite hacer cosas que no convienen, y es así como pueden "contagiar" a otros con sus acciones.
El que está mal espiritualmente sabe que lo está, debe cuidar mucho su hablar y su manera de comportarse. Aquellos que se dan cuenta que otro está en ese estado, también debe ser cuidadoso en los tratos y la manera en que comparte para no ceder al mal testimonio y terminar haciendo lo que no conviene.
• Judas 1:23b y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne.