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Es necesario orar todos los días, pero la comunión con Dios no termina en el tiempo de oración (no debería).
Su Espíritu nos acompaña en todo momento, pero es de gran importancia practicar la conciencia de Dios en el resto de la jornada, meditando en su Palabra, en nuestras acciones, en los planes, en los pasos que debemos dar, andar con Él en todo tiempo, ¡tenerlo siempre presente!.
También en los momentos de debilidad, en nuestro interior, sea donde sea (en la calle, caminando, en el bus), clamamos su ayuda, su socorro.
¡Practiquemos la comunión contínua con el Señor!
Salmo 25:5 Encamíname en tu verdad, y enséñame,
Porque tú eres el Dios de mi salvación;
En ti he esperado todo el día