
Analicemos nuestras vidas siempre, si nos dejamos secudir por el apetito de la carne, estamos en enemistad con Dios.
Todo lo que la carne quiere; debemos preguntarnos sobre las cosas que hacemos, vemos, oímos: ¿si lo que haremos nos edificará espiritualmente, o alimentará a la carne?.
- Romanos 8:6-9 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.