
Así como el polvo en las casas tiene que ser aspirado, en el ámbito espiritual ese polvo en las iglesias representa la falta de convicción y compromiso de los cristianos para esforzarse en limpiarse bien de todo pecado en oración, antes de presentarse en el altar.
Para que la presencia de Dios fluya en la congregación es necesario quitar todo pecado del rebaño, pero hay cosas pequeñas que el hombre subestima pero al Señor desagrada y contamina su altar, como el caso en cuestión, donde es imprescindible tomarse el tiempo necesario para escudriñarse bien para confesar y entregar todo. ¡Hasta la impuntualidad es una falta que debe ser confesada!.
• Levítico 13:46 Todo el tiempo que la llaga estuviere en él, será inmundo; estará impuro, y habitará solo; fuera del campamento será su morada.