
Es necesario que el pueblo de Dios entienda y aprenda a “lavarse los pies”, más aún cuando se reúne a orar, alabar, o interceder. Algunos no se limpian los pies del trajinar diario, y así se presentan ante Dios.
Juan 13:10 Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos.
Todos los días los cristianos cometen pecados, grandes o pequeños, nadie está libre de eso, para eso es necesario lavarse la mente, los ojos, la boca, el corazón de todo lo que pueda ensuciar el interior. Muchas veces el Espíritu Santo no puede derramarse porque el pueblo está cargado de pecados no confesados, cargas, afanes, ansiedades… ¡todo debe ser entregado en oración!.
- Levítico 20:7 Santificaos, pues, y sed santos, porque yo Jehová soy vuestro Dios.