Comer carne humana es un delito; pero muchos cristianos se ven así ante el Señor. Son los que se alimentan de lo prohibido, satisfacen el apetito carnal más bajo.
El Espíritu está llamando a todos los que dicen ser hijos de Dios a cortar con las obras de la carne, está llamando a su pueblo al arrepentimiento genuino (no de labios para afuera).
El pueblo que en su necedad cree que haber aceptado a Jesús como Salvador es suficiente y no trata con el pecado, se está engañando.
Otros con el pasar de los años en el Camino dejaron de tratar con los malos deseos para volver a alimentar los apetitos carneales, y es así como se vuelven “al propio vómito”.
¡Escuchen el llamado del Señor de volverse de las malas obras al camino de santidad antes que sea tarde!.
• Gálatas 6:7-8 No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.
• Ezequiel 33:13 Cuando yo dijere al justo: De cierto vivirás, y él confiado en su justicia hiciere iniquidad, todas sus justicias no serán recordadas, sino que morirá por su iniquidad que hizo.